Nutritivos y energéticos, los frutos secos, dátiles, nueces, avellanas, cacahuetes, castañas, pistachos… poco tienen que ver con las frutas desecadas como higos, ciruelas, uvas pasas, orejones de melocotón o albaricoque, y únicamente tienen en común que son muy calóricos, pero diferentes.

Frutos secos, energía para el cuerpo.

Los frutos secos son semillas pobres en agua y durante la desecación la fruta fresca pierde agua y aumenta la concentración de nutrientes.

Más de la mitad del contenido de los frutos secos son grasas mayoritariamente saludables

Ácidos grasos insaturados como el oleico presente en el aceite de oliva, y en mayor cantidad de avellanas y almendras. El contenido mineral es muy elevado y contienen buenas cantidades de vitaminas del grupo B y ácido fólico, mucha vitamina E y carecen en general de la C, muchas proteínas y algunos carbohidratos.

Su contenido en fibras vegetales les hace recomendables para acelerar el tránsito intestinal, pero son fibras duras que resultarán irritantes para el intestino.

Los frutos secos y las nueces en particular tienen efecto preventivo de las enfermedades cardiovasculares, reducen el colesterol malo LDL, aumentan el bueno HDL y protegen de la arteriosclerosis, pero cacahuetes salados, pipas saladas y coco no son favorables ante estas patologías.

A tener en cuenta que la mayor parte de las semillas de girasol o “pipas” son grasas y no se les puede señalar ningun valor alimentario, y las castañas, por poner otro ejemplo, contiene en su mayoría hidratos de carbono. Son muy ricos en calorías, entre 500 y 600 por cada 100 gramos..

Deben masticarse bien porque su elevado contenido en grasas y almidón prolonga la digestión y pueden causar problemas digestivos. Los frutos secos y principalmente los cacahuetes pueden producir alergias por aflatoxinas, unos hongos que producen una sustancia tóxica muy peligrosa.